viernes, 20 de julio de 2018

Modulo 10, semana 3, El valor de tu dinero




             

EL VALOR DE TU DINERO

  • Crisis

Entre los años de 1970 y 1976(durante la política económica abierta al crédito externo e interno).
En 1994 (cuando se optó porque el tipo de cambio fuese flexible y no fijo).
La crisis desatada en 2008.
  • Antecedentes

Entre 1970 y 1976 México puso especial interés al desarrollo de la industria apoyado por el descubrimiento de yacimientos de petróleo.
Implementó una política económica abierta al crédito externo e interno, pero que restringía las importaciones a fin de que el Estado tuviera una fuerte intervención en la economía nacional.
México comenzó a solicitar créditos a instancias públicas y privadas, lo que lo llevo aun endeudamiento de 80,000 millones de dólares.
México obliga al Estado a participar activamente en la economía, con el objeto de promover la inversión productiva y la producción de bienes básicos, utilizando la expansión del gasto público en 1974 y 1975.
El 31 de agosto de 1976 sobreviene la devaluación, a la que siguió el desconcierto y la “pérdida de confianza”.
El país cambió de ser un importador neto de capitales, de aproximadamente 12 mil millones de dólares en 1981, a uno exportador hasta el arreglo de la deuda en 1990.
Para continuar con las reformas económicas se integró a  la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público con la de Programación y Presupuesto de manera de tener bajo un solo control el gasto, los impuestos y las políticas de crédito.
Se reformó la Constitución con el objetivo de dar independencia al Banco de México de la Secretaría de Hacienda.
Se aprobó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
A finales de 1993 los principales indicadores económicos señalaban que la economía permanecía estable.
En 1994, el déficit de la cuenta corriente, que se encontraba en equilibrio al final de la década de los 80, se deterioró para los 90 representando ya el 6.8% del PIB en 1993 y el 7.9% en 1994.
Su inicio estuvo vinculado a problemas en el sector inmobiliario de Estados Unidos, en particular a las hipotecas de tipo Subprime[1] o “hipotecas basura”, préstamos de alto riesgo a personas que generalmente tenían un dudoso historial crediticio. Las instituciones financieras en Estados Unidos operaron sin el debido cuidado algunos aspectos vitales de sus operaciones crediticias. Sus sistemas de control de riesgos mostraron debilidades importantes y no existía transparencia suficiente respecto a su exposición a productos financieros de alto riesgo.
Lo que parecía un problema local pronto adquirió dimensiones globales porque, entre otras cosas, muchos bancos internacionales habían hecho grandes inversiones en este sector.
  • Proceso

El modelo político de desarrollo estabilizador también significaba que aún en el caso de que la economía creciera, por las mismas vías (la distorsionada distribución del ingreso y la creciente incapacidad de la economía para crear empleo), sólo lo haría para agudizar sus contradicciones: empeoramiento del déficit fiscal,  déficit externo, estancamiento industrial y agrícola.
Entre 1972 y 1979 logró un amplio control de las reservas internacionales y, por tanto, de la producción de petrolera, lo cual se tradujo en una imposición de precios a los países consumidores.
México encontró importantes yacimientos en su territorio. Los beneficios que se esperaban dieron pie a la formulación de una política económica de rápida industrialización con base en la refinación del hidrocarburo. Se financiaron varias plantas refinadoras en puntos estratégicos del país; para esto se recurrió al crédito externo con tasas bajas de interés de  ese momento.
Desde la adopción de las reformas estructurales de mediados de 1980, hasta el Pacto entre Obreros, Campesinos, Empresarios y el Gobierno de 1987, la economía se había abierto al comercio internacional y se habían llevado a cabo cambios institucionales necesarios para el desarrollo.
La elevación de las tasas de interés resultado de ataques especulativos contra el peso.
Las reservas de divisas internacionales, elevadas al principio de 1994, disminuyeron varias veces a lo largo del año.
Al principio de 1994, la disminución de los flujos de capital hacía México. Esta era la “primera llamada” que anunciaba la necesidad de disminuir cuanto antes el déficit externo.
La debacle del sistema financiero mundial iniciado en Estados Unidos marca el comienzo de una era económica distinta. Cuando los precios de los bienes inmuebles comenzaron a caer, los derivados hipotecarios y sus seguros se derrumbaron. El financiamiento desapareció, los bancos se vieron forzados a vender activos a precios cada vez más castigados, a reconocer pérdidas sustantivas de capital y muchos a situarse al borde de la quiebra.
Después de esto se situaron políticos y economistas que, sin tantos escrúpulos neoliberales, apoyaron acciones a la vista de los riesgos inminentes de orden nacional y planetario. Así se dieron los rescates de los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddy Mack mediante la compra de acciones o la ampliación de las líneas de crédito de la Reserva Federal, o la entrega de 79% de las acciones de la aseguradora AIG a cambio de 85 mil millones de dólares gubernamentales. En Europa se repiten fenómenos análogos con la estatización del Banco Northern Rock de Inglaterra.
México no se vio exento de la depresión de la economía mundial, tanto por su estrecho vínculo con la economía estadounidense como por factores internos, por lo que diversos indicadores económicos y financieros que se dieron a conocer durante el segundo semestre de 2008 daban cuenta de que México entraba a un proceso recesivo. La recesión de la economía estadounidense se reflejó en una desaceleración de la economía mexicana, que después de haber registrado un crecimiento real anual de 4.2% en 2006, en 2008 éste fue de solamente 1.6% anual, y continuó a la baja.
  • Medidas

Se optó por nacionalizar las instituciones financieras y pedir préstamos al Fondo Monetario Internacional (FMI) para pagar la deuda.
El presidente Luis Echeverría realiza un ajuste de prioridades: abandona la búsqueda del crecimiento industrial a toda costa y se opta por el aumento del empleo, la distribución del ingreso y la reducción de la dependencia externa. Para alcanzar estos objetivos, la única alternativa era la construcción de un sector público vigoroso que reorientara el rumbo del crecimiento económico y le diera un nuevo impulso.
La única salida era expandir el gasto público y llevarlo a acabar con el estancamiento; esta opción representaba ventajas para es desestancamiento, pero se encontraba condenada a agudizar la disminución de la economía mexicana.
Lo que el gobierno pretendía hacer es disminuir cuanto antes el déficit externo; esto consistía en hacerlo sin paralizar la economía ni precipitar la inestabilidad macroeconómica. Desafortunadamente, el gobierno de entonces no quiso, no pudo, o no supo cómo hacerlo, precipitando así un generalizado desconcierto financiero y una aguda recesión.
Después de la devaluación de 1994 fueron numerosos y variados, siendo el más complejo el de continuar atrayendo capitales en un ambiente político y económico como el que se vivía y dada la precaria situación de un gobierno que se enfrentaba a un calendario de pagos pactado en dólares.
La devaluación se hizo después de que las reservas se habían agotado, y cuando vencían numerosas obligaciones de pagos de deuda externa en dólares.
El Banco de México intervino en diversas ocasiones en el mercado de divisas subastando más de 600 millones de dólares para frenar las presiones especulativas en contra del peso.
En respuesta a la recesión económica y financiera que se manifestó en México precedida por una importante depreciación del peso frente al dólar, el gobierno presentó el Programa de Impulso al Crecimiento y al Empleo. Las principales medidas que se tomarán en este Programa son:
• Ampliar en 165 mil millones de pesos (mmp) el financiamiento para las empresas y para programas de infraestructura, para el sector rural y para la vivienda, de los cuales 130 mmp se canalizarán a través de la banca de desarrollo y 35 mmp por el Fondo Nacional de Infraestructura.
• Otorgar estímulos fiscales adicionales por 90.3 mmp, Dichos recursos se destinarán a: compensar los menores ingresos por la desaceleración económica esperada (25.1 mmp) y para gasto adicional en infraestructura (65.1 mmp
  • Consecuencias económicas y repercusiones sociales

Al tratar de pagar la deuda se dificultó la cobertura de las necesidades fundamentales de la sociedad mexicana, tales como educación, seguridad, servicios de salud, acceso al trabajo.
Surge una crisis fiscal, derivada de la falta de adecuación entre las políticas de ingresos y egresos del Estado; una crisis industrial, que acentúa el carácter antiexportador de la industria y aumenta sus importaciones, crisis agrícola, que hace insolventable la balanza alimenticia; y una crisis del sector externo, que finalmente desemboca en la devaluación del peso y se acelera la inflación.
A causa de estas consecuencias, se agrava la situación de la población mexicana, conduciéndolos a vivir en pobreza extrema y genera indignación  hacia el gobierno mexicano.
Para diciembre, de ese año, a unos cuantos días de que tomará posesión Ernesto Zedillo, el deterioro financiero se había generalizado. En el día 20 del llamado “diciembre negro”, el peso se devaluó (no valía mucho en relación a otras monedas).
El sistema financiero de
México se paralizó ese día, y los inversionistas (nacionales y extranjeros) se apresuraron a deshacerse, a como diera lugar, de sus documentos financieros mexicanos.
Así se inició una estampida global de capitales que tuvo efectos negativos en los mercados emergentes de todas partes. A estas perturbaciones monetarias, que alcanzaron a casi todas las economías del mundo, se les bautizó como el “efecto tequila”.
México no tenía liquidez y, desafortunadamente, tampoco contaba con las reservas internacionales necesarias para cubrir sus deudas de corto plazo que sólo podría pagar si recibía nuevos préstamos.
Ante la posible quiebra financiera de México, el gobierno de Estados Unidos, y el Fondo Monetario Internacional, respondieron con el anuncio de un paquete de apoyo de 52 mil millones de dólares que tenía como meta restablecer la confianza internacional en la economía. Al paquete lo acompañaba el compromiso, por parte del gobierno mexicano, de modificar algunas de sus políticas económicas.
Para  septiembre de 2008 las exportaciones mexicanas a Estados Unidos se redujeron. Con un menor volumen de exportación de bienes manufacturados y del menor precio del crudo de exportación, por otro lado, la caída en la demanda de empleo en Estados Unidos, provocó una disminución en el envío de remesas a México por parte de los trabajadores mexicanos en aquel país. Asimismo, la menor entrada de divisas al país, el aumento de la inflación. El peso mexicano había registrado una devaluación frente al dólar de 44.8% en cinco meses, de $9.87 pesos por dólar el 4 de agosto de 2008 a $14.30 por dólar 15 de enero de 2009
La caída de la actividad económica en México se ha reflejado en una pérdida de empleos, solamente entre noviembre y diciembre de 2008 se perdieron 400 mil empleos, entre trabajos permanentes y eventuales.
Aún no hay indicios de que la crisis haya terminado ya que aún sentimos los estragos de esta






[1] Crisis Subprime es la denominación de la crisis financiera que tuvo su inicio en septiembre de 2008.

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